martes, agosto 23, 2005

La muerte cómo llega!!!


Este es un post especial:

Ayer me enteré de la muerte de mi tío Iván. Sip. Él....

El que estuvo casi toda mi niñez y que después de la muerte de mi padre, se convirtió en un padre para mi. El que coleccionaba cosas de Coca-Cola y de Marylin Monroe. El que llevaba a su sobrino al parque para que sus amigos vieran que el sobrino se sabía las capitales del mundo y el nombre de todos lo juagdores participantes del mundial Italia' 90. El que siempre buscaba la manera de ir a rumbiar, y que llegaba con una rosa por la mañana para que mi mamá no lo regañara. El que siemrpe estaba pendiente de su vestido. El que era recordado por todos los vecinos, porque cada uno de ellos, tenía una visión distinta de él. El que animaba a su sobrino cuando jugaba fútbol con una bandera de Nacional, aunque su corazón siempre fue tiburón. El que se levantaba de madrugada y hacía el aseo de la casa para poder estar toda la tarde por fuera con sus amigos e irse de juerga. El que la última vez que vino a la fría Bogotá, se llevó la impresión de un sobrino impávido frente a él, que le hablaba sólo por obligación, y que con su indiferencias le reprochaba las veces que le sacaba en cara a la hermana, por cada cosa que hacía en la casa. El bailarín, el anima-fiestas, el soñador, el artista, el snob, el diferente de la famila. El que sufrió solo la muerte de sus padres paso a paso, viendo en sus rostros el cansancio y la enfermedad. El que buscó siempre el placer, dejándose llevar de sus impulsos. El que solo, en medio de paredes sucumbió ante la gran presión que yacía sobre él, sabiendo que la salvación de su alma había pasado al frente de él, pero no se había dado cuenta....

Si. Ése era mi tío. No puedo decir que Dios lo tenga en Su Gloria, porque seguramente así no será. Pero ésto...esto es algo que definitivamente marca. Ojalá que esto me despierte a mi, a mi familia para que podamos volver a ser la familia que ya no somos. Cada cual por su lado y nosotros..
Acá en Bogotá olvidados porque simplemente creeemos otra cosa...

Como ya no me oyes, tío, déjame decirte que aunque ciertamente te equivocaste, el gran perdedor no fuiste tú por irte. Fui yo por dejar aquella impresión en ti, cuando me visitaste y pensé que todavía durarías más tiempo parta poder algún día tomarnos una Coca-Cola bien helada, al atardecer de tu amada Barranquilla.

La muerte cómo llega!!!!.
Cómo llega!!!!
Y uno acá, haciendo planes para un futuro incierto y nublado, lleno de opertunidades, pero también lleno de oscuridad, en donde NADIE, NADIE tiene algo asegurado.

Adiós Tio.
Nos veremos ante el Gran Trono Blanco, y allí, lloraré lo que no he llorado ahora porque te veré en la forma que nunca te vi.